VOLVER AL FUTURO II - RESPIRANDO CIENCIA FICCIÓN
Back to the Future. Part II / Año 1989 / EEUU/ Dirección: Robert Zemeckis/ Guión: Robert Zemeckis, Bob Gale / Fotografía: Dean Cundey / Reparto: Michael J. Fox; Christopher Lloyd; Lea Thompson; Thomas F. Wilson: Elisabeth Shue; Charles Fleischer; Joe Flaherty, Harry Jr.; Billy Zane; Jeffrey Weissman; James Tolkan / Música: Alan Silvestri / Productora: Universal Pictures / Productor: Steven Spielberg
Robert Zemeckis es un guionista, director y
productor estadounidense. Entre sus múltiples y exitosos films figuran
“Romancing the Stone” (1984), Back to the Future (la primera de la saga en
1985), Forrst Gump (1994), “What Lies Beneath” (2000), Naufrago (2000); “A
Christmas Carol” (2009) y muchos más.
Bob Gale guionista, productor y director
estadounidense. Había trabajado junto a Zemeckis en sus dos películas
anteriores que terminaron en fracaso. Back to the Future nació de imaginar, tras
encontrar el anuario de su padre, cómo se habría llevado con él si hubieran
sido compañeros de colegio. Tras contárselo a Zemeckis la idea fue tomando
forma, cuando ambos descubrieron que la única manera de averiguarlo era volando
al pasado.
Es un ejercicio
más que interesante volver a traer a la memoria una película que allá por los
finales del ´80 y principio de los ´90 causó sensación universal imaginando
cómo sería el mundo en el año 2015 y, veintiséis años después de su estreno,
poder poner en paralelo lo que se esperaba y lo que efectivamente es. Aquel
mundo imaginado por los autores que suponía autos voladores, zapatillas
automáticas, skate de suspensión, comida deshidratada y más, no sólo está lejos
aún de existir sino que además la realidad ha virado la expectativa de futuro
para la humanidad hacia perspectivas mucho menos optimistas.
Por
definición, la ciencia ficción es un género especulativo. Trabaja sobre la idea
de una realidad posible situada en algún punto del continuo espacio- tiempo,
intentando imaginar (con o sin fundamento científico muchas veces) el resultado
del progreso de la humanidad y sus consecuencias en la relación causa- efecto. Y es allí donde se encuentra
justamente la importancia de este género como tal.
Permitirse
“imaginar” es permitirse pensar, con toda la gracia del momento en que se
formula y con toda la fuerza del imaginario social de la época en que es
creado. Como resultado, una película como Volver
al Futuro II nos permite, no sólo evaluar a la sociedad de aquellos años
sino también hacer un balance hacia el presente. Sus supuestos giran en torno a la fragilidad
del devenir y, al mejor estilo Ray Bradbury, en cómo una decisión o alteración
en el pasado puede crear una realidad diferente (tangente). En el medio el
hombre, con sus múltiples posibilidades de elección, poniendo en plano mismo de la ética (al mejor
estilo Aristotélico) las posibilidades de su propio destino. Como gran aliada:
la ciencia, que sirviéndose de un auto volador devenido en máquina del tiempo,
pone en manos de los hombres la posibilidad de echar un vistazo al futuro y
corregir los errores en cualquier punto del continuo. Pero no todo es tan
perfecto, porque como dice el mismo Doc “los riesgos son demasiado altos”.
Lo más interesante en torno a ésta película es sin dudas el primer planteamiento y que nos abre el panorama a muchas preguntas. El futuro en esta película parecía ser un lugar armónico, en el que el hombre parece vivir en comunión con el ambiente. La tecnología ha afectado a la vida cotidiana pero a una escala que hasta nos resulta divertida. Se augura un futuro prometedor en muchos aspectos y para ciertos males que asechan a la humanidad como la basura ya se ha encontrado una utilidad. Incurrir en que tan sólo es un error de imaginación, sería un desperdicio. Lo que pone en manifiesto es justamente un cambio de paradigma. Aquel futuro alentador que se nos presentaba en 1989, fecha de estreno de la película, a tan sólo un cuarto de siglo, parece ya obsoleto. Nadie podría hoy en día imaginar un futuro tan color de rosa, tan azucarado. Nos hemos enterrado en la asfixia de nuestra propia ansia de progreso, de nuestra lujosa vida moderna hasta tal punto que el panorama se nos tornó de lo más gris y contrarrestarlo está todavía mucho más lejos.
Lo más interesante en torno a ésta película es sin dudas el primer planteamiento y que nos abre el panorama a muchas preguntas. El futuro en esta película parecía ser un lugar armónico, en el que el hombre parece vivir en comunión con el ambiente. La tecnología ha afectado a la vida cotidiana pero a una escala que hasta nos resulta divertida. Se augura un futuro prometedor en muchos aspectos y para ciertos males que asechan a la humanidad como la basura ya se ha encontrado una utilidad. Incurrir en que tan sólo es un error de imaginación, sería un desperdicio. Lo que pone en manifiesto es justamente un cambio de paradigma. Aquel futuro alentador que se nos presentaba en 1989, fecha de estreno de la película, a tan sólo un cuarto de siglo, parece ya obsoleto. Nadie podría hoy en día imaginar un futuro tan color de rosa, tan azucarado. Nos hemos enterrado en la asfixia de nuestra propia ansia de progreso, de nuestra lujosa vida moderna hasta tal punto que el panorama se nos tornó de lo más gris y contrarrestarlo está todavía mucho más lejos.
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