Hace ya diez años que “La Masai Blanca” se estrenó por primera vez. En 2005 fue la película alemana más exitosa. Hoy, la traemos nuevamente al presente porque lo bueno no tiene fecha de caducidad.

Cuenta la historia de Corinne, una mujer suiza que viaja de vacaciones con su novio a Kenia. En el último día, anterior al regreso, ella conoce al guerrero samburu Lemelian y ambos sienten una conexión especial, un amor tan fuerte que lleva a que ella deje a su pareja y transforme totalmente su vida.

Basada en el libro del mismo título, que cuenta a biografía de Corinne Hofmann (su autora), “La Masai Blanca” nos muestra el amor entre dos personas de culturas completamente distantes y de todo a lo que están dispuestas a sacrificar para poder salir adelante.

Su enfoque ronda en torno al amor pero también al placer y erotismo de lo exótico. De la necesidad vital de hacer frente a toda barrera cultural para poder cumplir con lo que parece un amor eterno. Lo vemos desde el enfoque de Corinne, desde su óptica de mujer blanca proveniente de un país desarrollado. La seguimos en su recorrido y adaptación a la cultura masai, la cual por momentos le produce hasta cierto rechazo y reprobación, hecho que se transforma, a mi parecer, en el mayor defecto de la película, pues no nos permite en ningún momento acceder a la visión de Lemelian  al respecto de las costumbres de su mujer, colocando en todo momento a la cultura masai por debajo de la blanca suiza. Aún ante esa carencia, la película logra abrir un planteo conmovedor y original, con escenas muy bien logradas y bella fotografía del paisaje sudafricano. Buenas actuaciones tanto en el caso de Nina Hoss quien interpreta a Corinne,  como en el caso de Jacky Ido quien da vida a Lemelian de forma magistral.